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MI CULTURA (4) La Casa Lercaro

La Casa de Lercaro





 La Casa de Lercaro es un edificio situado en la isla de Tenerife, y más concretamente en la ciudad universitaria de La Laguna, que se encuentra en el noreste de la isla, por debajo de Los montes de Anaga.

  La Casa o Palacio Lercaro se halla en el casco histórico de la ciudad, y es ahora un museo de antropología y costumbres canarias. Este es visitado a diario por turistas y colegios que disfrutan de actividades culturales y didácticas. La casa ofrece una visión general del desarrollo institucional, social, económico y cultural de la isla entre los siglos XV y XX.

  Existe una leyenda sobre la familia que antes habitaba la casa, los Lercaro, una familia de comerciantes originaria de Génova (Italia). Se dice que una de sus hijas, Catalina, fue obligada por su padre a casarse con un hombre muy mayor, un adinerado de la época, al que ella no amaba. El día de la boda, sintiéndose desgraciada, Catalina se suicidó tirándose por el pozo de su casa. Las doncellas encontraron su cuerpo al día siguiente, y los habitantes de la casa volvieron poco a poco a su rutina. Más tarde, el personal de servicio empezó a rumorear que por los pasillos se veían sombras y se escuchaban ruidos. Una de las mujeres que allí trabajaba afirmó ver una vez a la difunta acostada en su lecho. Estos fenómenos sucedieron también delante de la familia, por lo que se acabó mudando a La Orotava, donde vivió el resto de su vida.

  La casa de La Laguna se empezó a usar en la época de la guerra, cuando vivieron allí un destacamento militar, orfebres y zapateros. Incluso la parte destinada a las carreras de Filosofía y Letras de la Universidad de La Laguna estuvo instalada en la casa Lercaro. Además, el presidente del Cabildo de Tenerife, Adán Martín, vivió en la casa cuando era niño porque su padre era el bedel de la universidad de La Laguna.

  La casa siguió siempre perteneciendo a la familia, pero llegó un momento en el que era imposible mantenerla porque había que restaurarla y el precio era muy alto, así que la familia decidió hablar con el Cabildo. Se la dieron por un precio simbólico con la condición de que el Cabildo tenía que restaurarla totalmente (lo que tardaron en realizar más de quince años), intentando respetar el interior de la casa y la estructura. Algo que se acordó es que la familia nunca se iba a desligar de la casa.

 Desde 1993 es un museo, y nunca ha perdido el vínculo con la familia. Hoy en día todavía, cada vez que se hace cualquier acto oficial en la casa Lercaro, acude un representante de los Lercaro. Dentro de la casa hay obras de arte muy importantes, como portales genoveses, cuadros... que siguen siendo propiedad de la familia.

  Con todo ello, muchos guardias de seguridad y empleados del museo dejan sus trabajos porque por las noches oyen ruidos y suceden cosas extrañas. Por esta razón se dice que, hoy en día, aún se puede ver a la hija de los Lercaro deambulando por la casa, que es uno de los edificios más representativos de La Laguna.




Noelia Brito, Carla Hernández, Sara María Martínez, Julia Periáñez e Itziar Rodríguez.





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