Dime
Cómo es tu medio ambiente, te diría como vives…
En el IES Punta Larga, el alumnado
guiado por el profesorado, se ha comprometido a cambiar el mundo y así preservar su medio ambiente implantando
en su centro un Huerto Escolar Ecológico. Así, los alumnos del Comité ambiental
del dicho centro cultivan más que plantas, están cultivando la consciencia de
todos los humanos sobre la necesidad de salvar su planeta contra el cambio
climático. Por tantos esfuerzos para realizar este maravilloso proyecto,
recibieron las felicidades de todos los alumnos y profesores.
El Comité ambiental nos hace descubrir su revolucionario Huerto y los
métodos empleados a través de este reportaje.
Cultivando conciencia:
Redescubrir el mundo a través de la
eco-agricultura
El Instituto de
Enseñanza Secundaria y Bachillerato IES Punta Larga es uno de los centros
educativos del archipiélago canario que se suma al proyecto pionero bautizado
como Huerto Escolar Ecológico. Con esta iniciativa se pretende inculcar
en el alumnado una serie de valores medioambientales que la sociedad del siglo
XXI ha ido perdiendo de manera progresiva, además de hallar un modo de
reconectar con el medio natural y restablecer así un vínculo directo entre los
seres humanos y la tierra. Para conocer la verdadera esencia de esta actividad,
hemos contado con la participación del profesor y coordinador del Huerto
Escolar, Anselmo Fariña Melián y algunos alumnos anónimos de 3º de la ESO
familiarizados con la causa, quienes han ofrecido su ayuda de forma
desinteresada.
Interesante. Productivo. Divertido. Estos son algunos
de los términos empleados por los alumnos entrevistados cuando les planteamos
lo siguiente: “Escoge tres términos para definir el Huerto Escolar”. La mayoría
del alumnado manifiesta sentirse muy de acuerdo con esta iniciativa implantada
en su centro educativo; opinan que no es sólo una actividad que les ayude a
sobrellevar la forma en la que están habituados a ver las clases (algo tedioso
que se realiza en el interior de un aula, sin apenas participación), sino que
se puede entender como un método revolucionario que impulsa la creatividad, el
trabajo en equipo, la conciencia medioambiental, la autonomía y el contacto
naturaleza-ser humano. Uno de los objetivos de este proyecto consiste en
mostrar a los alumnos que toda recompensa requiere un considerable esfuerzo
previo: necesitan trabajar la tierra, cuidar y mantener los productos para
después conseguir una serie de beneficios que se pueden traducir en un sentido
económico (venden sus productos ecológicos en el mercado), o en un sentido más
directo (autoabasteciéndose con los propios cultivos).
Prácticamente la totalidad de la
sociedad que se considera “primermundista” está atada, en realidad, a una serie
de problemas medioambientales derivados de un engaño mayúsculo: el capitalismo.
De forma inconsciente, estamos habituados a consumir determinados productos que
se han conseguido a través de “la vía fácil”, empleando químicos y explotando
de forma artificial el que debería ser el elemento más natural: la tierra. No
obstante… ¿quién es más culpable: el juez, el verdugo o el criminal? No podemos
echar balones fuera y culpabilizar tan sólo al mercado (la máxima producción
posible en busca de la mejor venta), sino también a los propios consumidores
que consienten un modelo que es, cuanto menos, intolerable.
Por esta razón, el profesor Anselmo
Fariña tiene en tan alta estima el proyecto Huerto Escolar: alguien debe
abrirnos los ojos, mostrarnos una alternativa viable que se aleje del
consumismo más impersonal y que nos acerque a experimentar de primera mano
diversas situaciones de carácter práctico y, sobre todo, emocional, para así
recordarnos que eso que nos parece tan ajeno forma parte de nosotros. Este es
también un proyecto que roza lo filosófico, que es capaz de trascender a los
hábitos y la vida personal de los alumnos. Muchos de ellos nos han confesado
que ya no son capaces de ir al supermercado y realizar las
compras sin antes hacer una distinción entre productos ecológicos (que han sido
cultivados con abono y cuidados naturales) y productos no ecológicos (emplean
abonos artificiales, como químicos y otros).
Según afirma el coordinador del
Huerto Escolar, en Canarias, desde hace 50 años, viene gestándose un grave
declive de la conciencia agrícola por parte de los habitantes del Archipiélago,
hasta tal punto que llegamos a olvidar que los orígenes de nuestra estabilidad económica
residían precisamente en el sector primario. Algunos de los estudiantes
preguntados no conciben la actividad agrícola como una vía factible para
encauzar su vida profesional, llegando incluso a desprestigiar aquellas tareas
relacionadas con el cultivo de especies vegetales. Frente a esta minoría, la
mayor parte de los alumnos implicados en el proyecto manifiesta que han
aprendido no sólo a valorar el esfuerzo que conlleva este tipo de tareas, sino
también a admitir que el Huerto Escolar puede suponer un plus en su formación,
argumentando que “nunca se sabe lo que depara el futuro”.
No obstante, esta iniciativa en la
que están implicados docentes y alumnos -según manifiesta el profesor Anselmo
Fariña- ha superado algunos problemas y dificultades, como la ausencia de áreas
cultivables en el centro, gracias al trabajo constante y a la colaboración
grupal. Cabría destacar, en este sentido, el hecho de que Canarias, a pesar de
poseer un clima idóneo, no dispone de una financiación gubernamental eficiente
para fomentar este tipo de agricultura ecológica y sostenible. A ello se le
suman las innumerables plagas que suelen azotar las plantaciones cada año en el
Archipiélago. Para tratar de paliar estos inconvenientes, los colaboradores del
Huerto Escolar han diseñado su propio abono natural a partir de excrementos de
lombrices rojas, papel triturado y del estiércol proporcionado por un pastor de
la zona. También se han elaborado infusiones y otros remedios naturales a
partir de plantas que ahuyentan a los insectos, como la hiedra o el helecho
macho. Así han logrado sacar adelante -y con mucho éxito-, el cultivo de
diversas hortalizas y legumbres, de entre las que destacan el millo, los
puerros y los ajos.
Asimismo, a pesar del enorme éxito
que el Huerto Escolar ha cosechado entre los adolescentes del IES Punta Larga,
ha sido imposible evitar que algunos miembros de la comunidad educativa vieran
este proyecto como “una pérdida de tiempo”. Aún así, la mayor parte de
profesores y alumnos coinciden en señalar que el proyecto permite ser abordado
desde prácticamente todas las asignaturas, pudiendo trabajar en él desde una
perspectiva científico-técnica o histórico-social, entre otras. El proyecto
refuerza, además, la adquisición de múltiples aptitudes, capacidades y competencias
comunes a todas las asignaturas, tales como el fomento de la participación, la
cooperación, la iniciativa y el sentido emprendedor. Esto, entre otros muchos
valores, hace del Huerto Escolar un punto de luz en medio del ennegrecido y
necrosado sistema educativo español.
Fomentar la disciplina, crear
rutinas, adquirir compromisos y trabajar de forma cooperativa son metas que han
sido superadas con creces y de forma muy positiva. Quizás por esta razón, 3 de
cada 4 participantes responden con un rotundo “sí” a la pregunta de si
consideran interesante implantar esta iniciativa en otros centros educativos
defendiendo, además, que la recompensa moral es un premio más que gratificante
para ellos. Ahora pueden destapar la venda que cubre sus ojos y ayudar a
conseguir una conciencia medioambiental más comprometida. “Incluso los alumnos
y profesores que no participan directamente”, aseguran, “son capaces de
modificar su pensamiento por el simple hecho de ver que en su centro hay un
huerto ecológico”.
Anselmo Fariña ha conseguido lo que
muchos ven como un imposible: cultivar conciencia en el interior de la mente
humana.
El equipo de redacción de Vita
Nostra:
Laura Afonso
Ricardo Marrero
Lucía Suárez
Johanna Suárez
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